En el mundo laboral, conceptos como producción, ventas y márgenes de ganancia son de los más comunes. No cabe duda que son factores importantes para el desarrollo, crecimiento y sostenibilidad de cualquier empresa, sin embargo, hay algo más.
Para que estos factores tengan un resultado positivo, a nivel interno la ecuación tiene que considerar de todos modos un ingrediente fundamental, la satisfacción del equipo de trabajo. Y para llegar a ella, el diálogo muestra todo su potencial, ya que permite el intercambio de visiones e ideas para conocer el sentir de todos aquellos que contribuyen con su talento y expertise a la producción de una empresa.
Aunque se trata de un componente subjetivo, la satisfacción del equipo requiere mucha atención y cuidado, ya que incide directamente en su motivación y, como consecuencia, en su rendimiento y sentimiento de pertenencia así como en el ambiente laboral de la compañía.
Para alcanzar niveles efectivos de satisfacción al interior de una empresa, lo principal es generar instancias para que el enfoque de mejora continua considere el diálogo como elemento clave.
Estas instancias permitirán conocer los elementos que inciden en la motivación del equipo de trabajo, por lo que existen tres preguntas imprescindibles para fomentar el diálogo que, a su vez, entregará información de calidad para la toma de decisiones que busquen la satisfacción del grupo humano que compone la empresa: ¿qué debemos hacer?, ¿qué debemos seguir haciendo? y ¿qué debemos dejar de hacer?
El diálogo supone una oportunidad para exponer situaciones y genera una genuina expectativa de que las cosas pueden cambiar para mejor.
Por esa razón, la responsabilidad es fundamental. Es importante que del diálogo surjan soluciones. Sin embargo, es necesario que todos comprendan que hay cambios que tomarán más tiempo que otros en concretarse. El manejo correcto de las expectativas será lo que permita encauzar las cosas por la vía adecuada, evitando la frustración.
Apostar por el diálogo resulta ser un mecanismo muy potente para fortalecer el ambiente laboral. Es un recurso que democratiza la organización. Y si se conduce de manera responsable, permite apuntar a una transformación donde la motivación del equipo humano puede alcanzar niveles muy altos, lo que se traduce en satisfacción, retención de talentos y mayor productividad y sentimiento de pertenencia.
*Fernando Mantovani es director general de Robert Half para Sudamérica